

Aparece el hombre del momento. No es una Rockstar, no es un Camina hacia el estrado relajado, saluda y comienza el espectáculo. Y es que es un espectáculo escuchar a este hombre. Emociona. Ilusiona. Esperanza. Arranca aplausos, los más eufóricos en dos momentos. Uno cuando habla del cambio climático y otro cuando describe injusticias en varios lugares del mundo. También ha hablado de su historia personal, su padre, la historia de Berlín (esto era un must, no podía faltar), Afganistán, los retos del futuro. Parece que no se ha dejado nada. Hoy no competía contra McCain. Hoy no ha hablado de recortar los impuestos a las rentas más bajas, ni de la seguridad social en EEUU. No era un acto de campaña en casa. Hoy jugaba fuera. Y aún así, ha conmovido a la gente. No lo conocen mucho, pero lo adoran. Tiene carisma. Pero además lo que dice significa algo. Tiene ideas. Tiene ganas. Tiene también muchos obstáculos por delante, en casa y fuera. Le deseo lo mejor.
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